Simplemente ganas de escribir


Son sólo las ganas de escribir, pálidas y locas, grises como esta mañana  escocesa que envuelve de magia este lugar, hablo de magia porque me mata ese aroma a tierra mojada, cómo el verde de las hojas les da un color empañado a los árboles y aunque parezca un día lánguido no lo es. Parece que todo el mundo sabe bien qué es lo que tiene que hacer sin embargo la pregunta es: ¿serán felices?, y es que ese sentimiento pudiera parecer tan volátil,  nos vemos tantas veces  inmersos en ilusiones que van de paso porque lo que importa a la gran mayoría es lo efímero.

 

Los árboles aburridos se mesen al ritmo del aire bañado de agua y ahora es que se me viene a la mente ese hermoso cuento que escribió un día mi hermana Magui, aquel de “El sueño de un poeta”, en el que el protagonista del relato se compara con un árbol y el árbol decidido expresa su pesadumbre ante la desdicha de ser sólo eso… “un árbol”, argumentando que debía permanecer en ese trozo de tierra toda la vida aún consiente de su naturaleza deseaba éste ser mucha más que eso y en efecto eso es lo que sucede con muchos de nosotros los mortales, pero lo mejor es que hasta de los árboles se aprende, la gran maestra madre tierra regida por el arquitecto universal ciertamente nos llena de energía y riquezas pero también a ratos se estremece de dolor porque pocos son los que la escuchan, es como si ahora el hombre padeciera de sordera, quizás se deba a todo el escándalo interior y al bullicio de la gente y es ahí donde hay que luchar, porque ahí está la enseñanza y esa si perdura y embeleza a los igual quieren crecer.

 

Hoy me siento estoica, decidida a escribir esa novela que jamás nunca nadie halla escrito, creo que los estragos de la infancia son ya mis amigos y maestros, lo digo con estiramiento porque esa es ahora mi piedra filosofal, ya no me flagelo con el pasado y estoy dispuesta a agasajarme con lo que viene, y no es escribir un capricho sino más bien es una pasión desenfrenada que me persigue y me atrapa a cada instante.

Hace sólo un par de minutos hojeaba mi agenda y en definitiva vive en blanco, aún cuando yo tenga muchas cosas por hacer, ¿seré tan libre como me creo?, siento que sólo el amor es quien me puede atarugar y acorralarme, porque ni el tiempo ni el mismo trabajo que tanto me encanta. Cómo el amor cuando es real se convierte en alquimia pura, al grado de convertir un guiñapo humano en un Hércules, una piedra en un pan y hace que uno deje de ser lo que es para convertirse en alguien mucho mejor, bañando de luz cualquier lugar recóndito y oscuro del cerebro y corazón.

Y así, puedo hablar y hablar, comenzar con una idea y terminar con otra porque finalmente de esto es de lo que está llena la existencia: de ideas, ideas que son sólo el principio de un tumulto de inventos, de una revolución con uno mismo, de un interminable crecimiento interior que nos hace trascender a cada segundo.

 

¡QUE VIVAN LAS IDEAS POR ABSURDAS QUE PAREZCAN! 

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