Observo a mí alrededor, alterada por las 3 tazas de café que llevo en aproximadamente una hora siento ansiedad… juego con mis dedos, hago una máscara y cubro mi cara. El cabello me estorba y las ideas también. Se viene a mi mente Borges, se ha vuelto una constante en mis días, no hay escapatoria… me desborda, me rebasa y me pierdo en el sueño Borgiano:
El sueño
Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?
¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora
de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?
El reloj se ha detenido, le medito, le imagino viejo y ciego, creando, maquillando su alma que destilaba sabiduría. Siempre hablaba de “espejos”, ¿por qué?… ¿alguien sabe? Me apasiona, despierta toda mi curiosidad, mi codicia y gula al devorarme sus renglones, los que escribía con singular maestría, prisionero de la prosa, prisionero del verso, de los sueños, del Quijote, de la muerte, de los días. Haciendo que tonta me perdiera en esa nación imaginaria: Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, vaya juego dialéctico, tal parece que está escrito en clave, leo y releo y vuelvo a leer un párrafo y otro y uno más…
“Una de las escuelas de Tlön llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente. Otra escuela declara que ha transcurrido ya todo el tiempo y que nuestra vida es apenas el recuerdo o reflejo crepuscular, y sin duda falseado y mutilado, de un proceso irrecuperable. Otra, que la historia del universo – y en ellas nuestras vidas y el más tenue detalle de nuestras vidas – es la escritura que produce un dios subalterno para entenderse con un demonio. Otra, que el universo es comparable a esas criptografías en las que no valen todos los símbolos y que sólo es verdad lo que sucede cada trescientas noches. Otra, que mientras dormimos aquí, estamos despiertos en otro lado y que así cada hombre es dos hombres”
Hurtaba magia al universo, para luego devorarla y convertirla en obra. Ciego, pero siempre docto, siempre “el de siempre”, con una pluma tenaz que grabó en la misma luna el nombre de Borges.
Y le robo dos renglones al Aleph:
Ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal.
Y pienso en lo efímero de los días, lo ficticio de la realidad y sigo pensando en Borges, sigo pensando en la vida, sigo pensando en este instante y en ese gran pensador ortodoxo, creador de falacias, de hipótesis, de universos, Dioses y espejos. Pienso en su mundo de libros, de enciclopedias, en esa obsesión por ver su rostro mientras sus ojos se perdía en la oscuridad de la ceguera física, pues su visión interna se aventuraba en un místico y majestuoso universo interior compuesto de un micro universo, dentro de otro, este otro dentro de otro y este último dentro de otro, consiguiendo hacer con su maestría literaria lo que hace un mago sacando un conejo, y un pañuelo, y una paloma del mismo sombrero, así era Borges.
Viene a mí el presente y luego de todo, luego de Borges, luego de mi, entiendo que ese presente “es lo único que poseo”… no hay más.
Esta mujer se va dormir (si es que puede), mientras la otra mujer probablemente salga esta noche a ver las estrellas, puede que entiendas, puede que no, qué más da.
*¿Quién seré esta noche en el oscuro sueño del otro lado de mi muro?*
Me gusta, tengo que releerlo y con calma… bonito día.. y aqui estoy, no incondicionalmente sino razonadamente! … Un abrazo maja!
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