Lineas exorcistas…


Creí que me había vuelto un tanto inmune a los cambios de escenario pero no, sin embargo, estoy segura que mi alma está verdaderamente consciente de ese deseo intrínseco de encontrar aquello que esta quién sabe dónde.

Como el zorro y el principito, fui domesticada una vez más…

Cierro un ciclo, agradecida,  mi ánimo oscila de un lado a otro como un péndulo y un gato gris me observa como si me leyera la mente, ¿será que ahonda en mis pensamientos?, creo que está escuchando mi silencio. Él debe ignorar mi facultad oratoria, sólo me acompaña a estar sola, ¿me mirará ausente?, ¿me retará sabiendo que los gatos no es que sean mis animales favoritos?. Siempre he pensado que son aduladores en demasía. Se ha ido ya, caminando soberbio, quizás sepa lo que pienso respecto a los gatos.

Me he vuelto adicta  a cosas tan simples y llanas como caminar por en medio del camellón  y llenarme del aroma de las flores que aguardan esperanzadas que alguien las compre al florista, ¿añorarán ver la sonrisa y volcarse en la emoción de quien las recibe?… no lo sé, pero a mí me encanta su aroma. Me gusta pararme de cabeza y suelo dormir en posición fetal, amo pintarme las uñas de colores y cuando la lluvia azota la ventana, suelo comer cereal sentada en la alfombra al estilo indigente y tengo fijación con los pies. Creo que ya veo epifanías en todo lo que me rodea.

Estoy esperando al hada de las palabras pero no llega, yo busco la mejor versión de mi misma y así cierro un ciclo maravillo, lleno de gente mágica,  amigos entrañables y compañeros incondicionales.

Tengo la certeza de que me aguarda un renacimiento, pero mejor, me quedo disfrutando de mi eterno presente, hoy por hoy, es lo único que tengo.

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