Esta noche de domingo, como siempre sentada en mí sofá color chocolate me doy a la tarea de pensar en qué es lo que realmente me importa hoy y cuánto me importa y también cuáles son mis medios. La lista de lo que hoy me importa creo que no es tan larga, sin embargo mi medio es lo complejo: mi medio es afinar mi instrumento, afinarme a mí… por lo que mi medio soy yo misma. Me encantaría afinar mis percepciones, mirar a los ojos de una manera más profunda y conectar con “el otro”.
De entre las cosas especiales que he experimentado desde hace poco más de un mes, es esa misma conexión con otro tipo de energía que ni siquiera sabría explicar: la energía angélica y en este momento sólo puedo decirte que, la energía angélica está, existe… que si bien el responsabilizarme de lo que hago me regala una consciencia un poco más ancha, el abrirme a otros espacios, a otras dimensiones y regalos me da la oportunidad de saber que hay algo más. Si yo hoy elijo vibrar alto con todo el trabajo personal que esto suponga, sin duda atraeré experiencias y personas de alta vibración a mi vida, entre estos seres a los angélicos.
Ellos se expresan a través de la intuición, las imágenes y eventos que parecerían «insignificantes»… Si guardo silencio los escucho y me escucho… A vibrar alto con la consciencia de que lo divino es muy simple, sin aludir al pez que nadaba en la inmensidad del océano buscándolo. Lo divino y mágico es sencillo, cotidiano, realmente simple.
Tal vez, deba reconocer que mi creatividad está escondida como un topo y deba irme a la cama con la pura idea de que todo lo que quiero está ocurriendo ya.