Y bien, el reto es la hoja blanca.


Anima y Animus

Anima y Animus

La hoja blanca es oportuna, mi espacio quizás, se me antoja llamarle sagrado porque es donde sublimo, donde emerjo luego de surfear tantas olas, donde respiro y reinvento mi realidad, donde llanamente “soy”, de manera zen: aquí y ahora.

No es siempre fácil crear conexión conmigo misma, hay demasiado ruido a veces y yo misma emito muchos juicios sobre las líneas que genero.

También ocurre que, teniendo tanto qué contar no sé qué decir, existe el deseo de dejarme ver pero también el de que quien lea esto suspenda cualquier juicio, sólo intento parir en líneas eso que se gesta dentro de mí.

Sobra decir que voy en el cuarto café del día, que ya tomé nota de lo que soñé anoche hurgando un poco en mi inconsciente y me encontré con él… sí, con él, luego de 12 años en ese lugar donde conocí mi mejor y peor versión. Me resulta complicado entender dónde está mi vínculo con él luego de escribirle tantas cartas de despedida, luego de tanto intentar cerrar sola e invertirle tanta energía, no sé… ni Jung ha podido ayudarme. Es como si tuviera una impresión de él en la memoria y me pregunto, ¿cómo hago?…

Me viene a la mente Walter Riso, terapeuta cognitivo conductual  y sus invitaciones a soltar, a que deberían educarnos para aprender que la esperanza debería ser lo primero que se pierda y encontrar ese balance entre eros, ágape y philia y me queda claro que se trata de una montaña rusa en la que el sostén es un profundo conocimiento y alta estima que permitan retar a la gravedad para no caer.

En todos estos años, he conocido gente, he tenido experiencias non gratas, he salido corriendo tantas veces como ha sido necesario, he potencializado mi feminidad, he andado con tacones puestos muchos kilómetros, he leído muchos libros, visitado muchos lugares y por supuesto he ido aprendiendo con el tiempo a abrazar mi propia anima, pues mi animus me queda claro que lo tengo más que integrado, esa masculinidad que me ha vuelto un tanto indómita, que me ha regalado un alma silvestre a la que no le da miedo andar por la noche en terrenos escabrosos; Es quizás a mi mujer vulnerable a la que me toca abrazar, integrar, comprender, ¿por qué no?… Recuperar. Creo que eso no implica claudicar a mi persona, no hay nada de malo en mostrar suavidad real, eso no me hace perder las alas, por el contrario, pienso que cuando eso ocurra se irá ese sentir de exiliada. Aun así, pese a todos los pesares me voy sintiendo completa en medio de mi propia complejidad, residente al fin de mí.

He vivido focus in cambiar mi lugar sistémico, abrazando a ese espacio que ha dejado “quien no se ha podido quedar”, pienso con total convicción que cada quien hace lo mejor que puede con lo que tiene y no está mal, nada está mal. Hoy por hoy he asumido mi responsabilidad de mantenerme viva, en bienestar y floreciente aun cuando haya tenido que renunciar a muchos lugares y mucha gente y entre todo eso… a él.

Hoy ya comprendo al fin que tarde o temprano perderé lo que tengo, por eso lo disfrutaré lo más que pueda. Ya es tiempo de que me vaya a mi esfera del anima, ya estoy lista.

Hoy ya puedo pedir lo que quiero y necesito sin cortapisas, soy cuidadora de mí,  y mi mano, esa  que pinta el cuadro hace trazos y matices con mayor precisión. Hoy sé que todo lo que ocurre en mi mundo es perfecto porque mi abanico de saberes se ensancha y así también voy ensanchando la vida para llenarla de colores y caras y sonrisas nuevas mientras veo cómo se pierde la de él entre tanta gente…

Hoy voy llanamente con más fluidez rodando por lo áspero y resbalando por lo suave, dispuesta a no ser la uno en ningún lugar pero sí reina de mí descalza o con tacones…

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s