Ahora que estoy entretejiendo las hebras de mis sueños, esos que tocaban frenética y angustiadamente al alma, compruebo cómo todo poco a poco va cobrando orden y cómo cada paradoja, fantasía, profunda desesperanza, epifanía y duelo han tenido un lugar perfecto; Asimilo que ordenar la vida requiere en gran medida despedir y soltar para generar esos espacios que completarán ese “algo” que hace falta.
Me siento a la luz de mi propia intimidad con mi locura erótica y misterioso corazón buscando mi olla de oro, aunque a momentos me desencanto de mi misma y en paralelo voy descubriendo mis distintos niveles de plenitud, porque como he dicho antes la plenitud para mí es un gerundio, a veces esa plenitud se esconde bajo el sofá o sale a tomar el sol, la extravío y de pronto la veo de vuelta floreciente… así es ella.
Es importante decir que, me doy cuenta que poco a poco mi consciencia va percibiendo lo que mi alma necesita, he tenido que echarme un verdadero clavado a las aguas profundas de mi psique tanto más puedo llegar, lo he hecho explorando mis propios sueños, arquetipos y mitos. Puedo decir que me encuentro en otro nivel de intimidad conmigo misma en tanto la soledad ha sido el camino, de pronto sinuoso pero me ha dado el espacio para esbozar eso que voy a gestar.
Aprendo que, estos caminos del alma son una paradoja, esos duelos extremos sin hablar propiamente de muerte física, son al cabo de un tiempo los mejores eventos que nos han podido ocurrir en la vida, las incomodidades nos impulsan a lugares de mayor plenitud y satisfacciones con la debida sensibilidad para escuchar a la intuición como guía, para así ir reconstruyendo el mito personal y tener una intimidad más fértil.
Luego de haber flotado los meses pasados a poca altura, el haber estado sumida y reflexiva en mis instantes de ensoñación y altibajos, encuentro que la muerte cotidiana es la cura definitiva y que la inteligencia y progresos del alma no llegan con argumentos racionales sino a partir de la meditación que como fruto que llega en la debida estación produce a la intuición y sabiduría orgánica, sacando el néctar a la superficie y así voy siguiendo mis tendencias naturales, como el capullo que incuba o la oruga que se vuelve mariposa.
En el transcurso de esta ruta nueva, gozo sentirme dueña nuevamente de mi vida creativa, añoraba este espacio para dibujarme una vida más sensual y colorida abrazando los adioses aunque yo misma sigo sustentando algunos de mis apegos con mensajes y besos virtuales cotidianos. He aprendido a honrar mi alma y peculiar manera de ser y estar continuando así en la lucha para que se mantenga intacta y genuina. No sé si me complace la huida como a Dafne la de Apolo quien inherente le perseguía gozado de esta persecución como probablemente Dafne gozaba de la huida. Y así voy por la vida con mi tensión dialéctica entre mi soledad y deseo de intimidar oscilando como un péndulo en mis recovecos, entre mis apegos y mis afectos.
Continuando contándote de mi intimidad, me gusta cómo esa profunda interioridad se ha revelado en mi y en las relaciones que he construido, porque esos tratos íntimos pueden darse y gozarse en medio de una silenciosa práctica de yoga o en medio de un café donde se respetan los suspiros, en una carta llena de nostalgia o fantasía siempre que se manifiestan las más legítimas emociones y pensamientos que emanen del alma. La intención marca la diferencia, eso intrínseco que se respira, deseos y pactos tácitos que se dicen sin decir.
Me gusta la gente que vive conectada con su interioridad porque es justo la que me permite intimar, la gente que expresa y no esquiva, la gente que puede discutir acaloradamente y no huye de lo que siente, la gente que no se retracta y es capaz de abrazar su sombra y revelar sus absurdos, sus facetas razonables e irracionales y monstruos del corazón… todos los tenemos. A final de cuentas el alma gesta desde sus irracionalidades, porque partir de ahí sublimamos y nos volvemos fértiles tomando en cuenta que hay tantas formas de generar vida como peces en el mar y estrellas en la bóveda celeste.
Hoy me voy a quitar de en medio y dejar que la vida siga su curso, voy a recrear mi propio mito rompiendo el ciclo de mis movimientos compulsivos, a final de cuentas vivo en una tendencia actualizante y como Atenea la gran diosa tejedora seguiré haciendo arte, bordando el tapiz con mi talentos y viviendo magia, porque no sólo para intimar conmigo sino con alguien más gozo y requiero de una alta dosis de polvos mágicos para conectar. Realmente es bueno dejarse ver, sentir, fluir, descubrir aquello que apela el corazón, alimenta la concepción del amor y derrumba los cercos de la falsa moral.
En fin, este es mi viaje y mi diosa interior lo hace en círculos… Me gusta y complace sentirme abrazada por la Shakti, la Isis, la Rosa Mística y va el amor como hilo conductor.