El verdadero Yoga


rendirse

Este fin de semana fue uno de esos donde necesitaba sólo aterrizar, correr, respirar, contemplar y estirar el cuerpo. Qué cierto es eso de que el alma es oscura y profunda, que no basta con sentarse a meditar para trascender y evolucionar porque hay un mundo afuera que requiere de nuestra sustancia personal, porque todo se compone de luces y sombras, alegría, melancolía, estímulos positivos y negativos.

Reflexionaba un poco en cómo a veces los seres humanos nos ocultamos, evadimos la tarea de integrar y aceptar, nos distraemos de lo realmente importante quizás por miedo a abrir una caja de pandora imaginaria o sacar los esqueletos del ropero,  y paradójicamente el trabajo o la soledad siempre es un buen escondite o radicalmente el permanecer engentado en medio del ruido y justo aquí es importante no perder de vista que entre el blanco y el negro hay una gama de grises, que lo más importante de llevar a donde sea, en medio del desierto o en el tumulto de la ciudad más grande del mundo es a UNO MISMO,  con todo lo que le sea útil en ese momento independientemente de toda expectativa ajena.

Y entonces aquí me pregunto, ¿por qué no abrir el corazón a experimentar lo que por vibración y experiencia corresponde?, ¿por qué no expandir el alma así como lo hacen nuestros ojos ante el día y la noche?, ¿por qué evitar la vida? Ser auténtico tiene un precio que no todo el mundo está dispuesto a pagar, porque con seguridad habrá que experimentar algunas noches oscuras del alma, pero sin duda, en la medida en la que decidimos  mostrarnos reales y develar nuestros anhelos sin miedo como cuando éramos niños, es en la misma medida que sanamos y vivimos de verdad.

Eso de querer pasar por inadvertido puede ser muy aburrido, ensimismarse y dejar de compartir por miedo,  es morir.

Luego de algunos años de practicar asanas en el tapete de yoga y aprender a respirar, me doy cuenta que como decía Víctor Hugo: “Ciertos pensamientos son plegarias. Hay momentos en que, sea cual fuere la actividad del cuerpo, el alma está de rodillas”. No es fácil visitar la sombra y reconocer lo que no anda bien, realmente conocer al inconsciente es conocer a Dios,  y  qué difícil puede ser darle un sablazo al ego y caer en rendición, arrodillarnos ante lo que sentimos por incómodo que sea y abrazando lo que no queremos, eso que parece   estar fuera de control,  rendirnos como cuando lo hacemos durante la práctica, soltar y llanamente sentir sin juzgar.

Pensaba que me gustaría amar más y mejor, pero que eso no ocurrirá sino hasta que lo haga de manera más profunda conmigo, en las buenas y en las malas. Sé que en ocasiones hay circunstancias que parecen laberinto, que las cosas no siempre ocurren como queremos y que inexplicablemente aun cuando creemos que tenemos todas las herramientas para actuar en determinadas situaciones, hacemos justo lo que resulta más inadecuado y me quedo pensando una vez más: el alma es la que sabe y tiene un proceso orgánico, así como el de las flores.

En fin, reflexionaba sobre las respuestas no fáciles y sobre eso que a veces carece de significado y aparenta lo contrario, pensaba en que vale la pena correr el riesgo y salir de la zona de confort emocional y asumir todas las consecuencias de lo que implica sentir.

Pensaba que el verdadero yoga es respirar en un mal momento y calmar la mente en medio de una discusión, dar una respuesta naturalmente medida en medio del rechazo o la frustración; Yoga es empatía, escucha activa y suspensión de juicio; Yoga es flexibilidad de mente y cambio de perspectiva; Yoga es soltar, dejar ir lo que muere por irse y abrir el pecho para que entre lo que muere por llegar; Yoga es bailar con la vida y agradecer a cada momento, abrazar y silenciar cuando sea necesario. Yoga es amar en grande y encontrar y diluir todas esas resistencias que se han conformado dentro para vivir desde el gozo y aprender de una manera más amorosa y compasiva; Yoga es abrazar la luz y la sombra de uno y por ende del otro puesto que somos espejos; Yoga es aprender a ponernos cómodos en lugares incómodos. 

Yoga es integrar, es Dios, es tú, es yo.

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