Y este día me ha costado despegar


Ocurre que hay momentos en los que me siento en Stand by, en los que hay más bien que presionar “reseat” o bien “deleat”

 

Se va el invierno y con éste se ha ido un ángel que volvió su origen, allá a las filas de lo divino y creo que, con él se fue una parte de mí, sigiloso la arrancó desde lo más intrínseco de mi alma  y ahí fue donde entendí que: “mañana”, muchas veces es demasiado tarde.

 

La sinuosa luz se coló por la ventana y recordaba un sueño que tuve en que meditabunda le preguntaba a mi hermana -¿tú crees que todo esta ya escrito?, y ella, con esa coherencia que trae de antaño, me respondió, -si, pero tu puedes cambiar algunas cosas. Yo interrogué nuevamente, – ¿pero cómo hago para curtir mi espíritu y  que mi fé sea mayor?, y ella respondió nuevamente – es como cuando pasas un bocado tienes la seguridad de que no te atragantarás. Así se practica la fé.

 

Y así recordaba a Erich Fromm cuando en El arte de amar, hacía mención de que hasta para despertar se necesita fé. Hoy, trémula e inestable, tomando café a las 3:35 pm, tengo la necesidad de emerger de esta nube gris y que la luz penetre hasta lo más profundo de mis raíces, que la vida no discurra porque sí y en este instante vuelvo al vientre en el que viví nueve meses. Regreso ahí luego de toda una vida en la que los años no han venido solos, han venido abastecidos de una gran riqueza, de un millar de caras y sonrisas, unas que son imborrables, otras que se destiñeron al paso del tiempo, unas que fueron sólo una ilusión y otras que más allá de ser imborrables quedaron tatuadas en mi alma y me acompañan en cada paso que doy. Leyes divinas, humanas, flaqueza e incongruencias, omisiones y deseos, egos y mucho pasado que me ha traído a este “aquí y ahora”.

 

Agradecida frente a esta pantalla, intento trazar un buen mañana. Recuerdo a Lucano y me voy a esa historia de “Médico de cuerpos y almas” y siento la misma sed que Lucano sentía, esa que me impulsa a ir más allá de mis limitaciones, a excavar dentro de mí y encontrar esa piedra filosofal que buscaron tantos alquimistas.

 

Si, hay momentos en lo que volteo a todas partes y todo es cambio, todo son lutos, todos son cadáveres de segundos, todos somos polvo y lo más importante, lo esencial, es sutil e invisible.

 

La magia existe, basta con creer en ella y avanzar sin miedo…

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