Y la noche…


Grietas, éxtasis, trivialidades y miserias…  Y entonces me conecto con la conciencia del divino mientras las palabras mismas se convierten en espectadoras. Obstinadamente, miro, amo y sonrío pero como buscadora nata disecciono  mi existencia, me observo y fascinada me redescubro, porque al redescubrirme a mí, te redescubro a ti y así es como he vuelto a mí misma, ya no soy ausente de mis días, ya no me extraño tanto porque simplemente mis pasos han perdido la memoria, ya no se por donde anduve, eso decidí olvidarlo. Las estadísticas e inventarios del ánimo, los amigos y los días han dejado muy buen saldo mientras la memoria de esta mujer se recrea, ecuánime, solitaria, agradecida, avanza  y ruidosas bendiciones le cortejan. Jugaba  y perdía, jugaba  y perdía… delirante perdía también ese camino de dentro y a la par esa libertad intrínseca con la que nací.

Equilibrista, quizás dubitativa de pronto, pero equilibrista soy. La noche está contenta pero distante, propia del universo, tan propia de éste como yo misma, mucho más sensata que todos y yo me disuelvo en el negro para restituirme en el amanecer.

Hoy no tengo mucho que decir, ¿será porque ya todo esta escrito?…

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