Sostener: Tan difícil como soltar.


«Tu tarea no es buscar el amor, sino encontrar todas las barreras que en tu interior has construido contra él».   -UCDM



Recuerdo que hace muchos años me fastidiaba un poco el hecho del marketing y provecho en torno al 14 de febrero, es verdad que no habrían de existir pretextos para hacer esta oda a la fuerza que rige el cosmos, porque todos sin excepción y de maneras distintas (algunas erradas) buscamos lo mismo: sentirnos amados; Ya luego al paso del tiempo,  supe del poder que tiene el colectivo, de la magia que se produce cuando nos enfocamos todos en un solo punto aunque sea un instante, así que opté por quitarme el discurso y aprovechar el pretexto.
 
Pienso en todas esas maneras que nos inventamos para huir, para no amar tanto, para no dar tanto, para no exponernos tanto porque “qué tal que me lastiman”, “qué tal que pierdo” cuando en esta apuesta el caballo perdedor es  no sentir. Decimos que “no queremos etiquetas” cuando es absurdo y profundo miedo y nos casamos con la idea de soltar cuando sostener es igual de importante y complicado. Paradójicamente o más bien parajódicamente resulta más doloroso huir que vivir la experiencia, no hay nada peor que vivir anestesiados “por si nos duele”, “por si nos rompemos” aún cuando estemos de antemano emocionalmente cuadripléjicos a voluntad, accidentados y frágiles por el miedo, por esas tantas historias llenas de pasado y fantasmas, pero… ¿y si esta vez te quedas a ver qué pasa?
 
Es tan grande la fuerza de sentir la experiencia de amor que podemos movernos de maneras insospechadas, pero espera… ¡Sentirlo en uno, con uno! Y convertirnos así en un gran espejo, en un espejo bien pulido en el que cualquiera que pueda mirarse a través de nuestros ojos pueda observar todo lo hermoso que hay en sí mismo. Y es que no es el otro, eres tú, créeme: siempre se trata de ti y solo de ti, el otro es tan solo tu maestro, tu reflejo, ese gran espejo que muestra lo hermoso que eres, pero también tus sombras y demonios, eso que hay que sanar y fortalecer en ti, aquello que te toca trascender y transmutar indistintamente si vas de la mano de alguien o no.
 
Estamos aquí para doctorarnos en amor y confiar en que nuestro corazón sabrá como sostenerse; Estamos aquí para dejar este mundo mejor que como estaba antes de que llegáramos.
 
Ojalá que hoy (y todos los días), puedas aunque sea un instante cerrar los ojos, poner las manos sobre tu corazón, respirar bien profundo y sentir cómo se abre luego tres inhalaciones y exhalaciones habiendo puesto también la intención de abrirte y dejar pasar eso que esta ahí esperándote tocando intensa y fuertemente la puerta: el más puro y profundo amor.

No le endoses a nadie la responsabilidad de amarte, ese asunto es tuyo y solamente tuyo. Los demás somos sólo compañeros de viaje.

Con amor

Rosario Cardoso

¡Síganme los buenos!…

Deja un comentario