El diablo


19 de noviembre 2023

Como casi cada noche, juego con mi tarot, y como casi nunca esta vez salió la carta de “el diablo”. Me impresionó un poco porque repito, es raro que aparezca saliendo del mazo para mí.

La realidad es que, esta semana ha sido dura, internamente mis aguas estuvieron hechas un tsunami, sentí que tocaba una noche oscura de esas del alma, sentí cansancio como el que he llegado a sentir en mis puntos de inflexión en donde también he sentido necesario dar un salto al vacío. Toqué los umbrales de una crisis existencial como tantas que he experimentado y se han vuelto materia prima para hacer alquimia, aunque no siempre lo logro tan rápido.

Este diablo del tarot fue una clara imagen de mi mundo interno, pero también una contundente invitación a liberarme de la esclavitud de mis percepciones, un recordatorio de que yo puedo no solamente vencer mis miedos, sino de también encontrar esa salida que está dentro de mí, porque esos demonios habitan en el inconsciente, sin embargo, no tienen más poder del que cada uno le pueda dar y qué importante es trabajar a diario para no regodearnos en ninguna adicción mental.

De hecho, una de esas madrugadas que desperté a lo largo de esa semana para luego volver a dormir, soñé que estaba yo en mi habitación y mis gatos estaban fuera de mi puerta esperando que yo saliera como ocurre cada mañana, pero yo, con voz áspera y dos voces más dentro de mi les decíamos:

– ¡Los amamos mucho!

Fue un sueño muy bizarro, porque incluso en mi sueño yo me cuestionaba las voces dentro de mí, y ese hablar en plural. No sentí miedo, pero desperté extrañada. Sabía que esa pesadilla era muy significativa porque era parte de mi experiencia interna y mi lucha por no fragmentarme más.

Cuando entro en etapas de tanta confusión y temor, es cuando más me entrego a mi práctica espiritual, y como otras veces lo he dicho, para mí el Ave María es el mantra por excelencia, así que, he orado dormida y despierta.

Hoy fui a la Basílica, y al mirar el ayate de Tonantzin sentí esa emoción que me despierta y pensé que probablemente no había estado orando de la manera adecuada, que estaba pidiendo probablemente de manera incorrecta porque justamente lo que necesitaba era liberarme de esos demonios internos que tenían que ver con la falta de confianza en mí misma, de todas esas cosas que he dejado de hacer por sentirme un fraude, o por sentir ese miedo a juicios ajenos que son sólo el reflejo de mis propios juicios personales.

Curiosamente, el evangelio del día de hoy hacía referencia a la parábola de los talentos, que básicamente tiene que ver con que lo que no se usa se pierde, y no sólo eso, sino que todos esos dones y talentos que enterramos por miedo generan karma, porque al que mucho se le da, mucho se le pedirá. Sencillamente, es una parábola que yo asocio con propósito de vida y todas las mieles que llegan a nuestra vida cuando hacemos cabalmente eso a lo que vinimos, y yo sigo cuestionándome… ¿por qué me atoro cuando hay tanto para dar y multiplicar? Así que sentí que lo que debía pedir a la divinidad era valentía para salir, para realmente creer en mí misma y dar el salto de una vez por todas.

Esta semana, también tuve una lectura de mi carta natal, el astrólogo me decía que, Plutón había estado 16 años diciendo “no” a mi aries, poniéndome de rodillas y menguando cualquier esfuerzo hecho a lo largo de 2008 a la fecha, ¡ja!, Plutón está asociado con Hades, el dios soberano de los muertos y del inframundo en la mitología griega, a nivel inconsciente, nos ayuda a sacar todo lo que está a la sombra, y heme aquí, esperando a que termine de irse este 20 de enero 2024 después de toda la confrontación a la que he estado sometida, intentando en el camino no sólo ser guerrera sino también maga.

El infierno personal que lleva el cortisol al cielo y desestabiliza nuestro sistema nervioso, tiene que ver con la falta de autoconfianza, en muchos casos con la culpa y las largas estancias en el pasado, por eso estar presente y en atención plena es tan valioso y liberador, porque incluso un curso de milagros dice que, la mayor falta al espíritu santo es la ausencia de confianza en uno mismo. Cada uno es la divinidad, cada uno es la vida…

Cuando salí de la basílica, voltee hacia la estructura mientras veía danzar a un grupo de hombres llevando su ofrenda y me topé visualmente con un recordatorio divino: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”. Sonreí y le di un traguito a mi agua solar.

Qué preciosos son los arquetipos, qué bonito es mirar cómo el universo se comunica con nosotros desde distintos ángulos, con diferentes voces y símbolos. En fin, hoy decidí hablarte desde mi vulnerabilidad, desde mi lado B, desde mi lucha interna que sé que también es en muchos momentos la tuya.

Con amor

RC

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