7 Propósitos que probablemente olvidaste


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Se nos fue el año y con él probablemente un montón aprendizajes, algunos a la buena otros a la incómoda pero todo abona, lo más importante es lo que hagas a partir de ahora con ese montón de lecciones.

Me gusta pensar en esa frase que pareciera hasta cliché pero entre más pasa el tiempo más segura estoy de que la felicidad es una elección, es un asunto interno que se simplifica en estar más atentos y abrazar lo que sí hay, muchas veces de manera inconsciente vamos a donde no se nos trata bien, a donde no hay para nosotros queriendo recibir de fuera todo eso que podemos y es nuestro deber darnos a nosotros mismos, queremos que alguien más nos de el amor que sentimos que nos falta o que sane nuestras heridas cuando es nuestra responsabilidad total y absoluta el nutrirnos, el sanarnos y cuidar de nosotros mismos.

Imagino que tienes una lista de propósitos, quizás muchos de ellos tengan que ver con el tener, con el conseguir algún objeto o logro, sin embargo es una gran oportunidad para que te mires una y otra vez con objetividad, generosidad y compasión. Me gustaría hoy darte algunas ideas sobre cosas para practicar y desarrollar este 2020 aspectos internos que te pondrán en otra frecuencia e indudablemente te abrirán el camino para materializar otros sueños:

  1. Practica la generosidad. Lo que das te lo das, comparte lo que sabes o lo que puedas. Muchas veces sentimos que cuando damos perdemos pero no, es una ley que todo lo que damos vuelve por una dirección u otra multiplicado. Eso sí, haz consciente tu dar y mira y escucha la necesidad del otro, escucha tu intuición y nunca pases sobre ti. Cuando tú das desde un corazón abundante el efecto es bien diferente a cuando das desde la carencia o a cambio de algo.

 

  1. Practica el chisme inverso. Sí, en lugar de hablar mal de alguien a sus espaldas habla bien, resalta sus cualidades, lo que aporta, lo que sabe. Recuerda que la crítica negativa destruye. Hablar bonito de otros es honrarnos a nosotros mismos pues como se dice: “Del corazón habla la boca”… o sea que cada quien da lo que tiene.

 

  1. Llena de presencia y poder este momento. Sí, no te ausentes, se necesita de presencia para mirar las oportunidades. La mayor parte del tiempo estamos en el pasado o añorando algo a futuro, y no es que tenga algo negativo planear, sin embargo los cimientos están aquí: aprendiendo amar lo que hay. Lo que hoy vives es lo que necesitas para dar ese salto cuántico que quieres dar. Cuando tú inviertes tiempo y energía consciente en algo y además le pones corazón, el resultado será proporcional a ese enfoque en este preciso momento.

 

  1. Confía en la vida. Cuando te sugiero confiar en la vida me refiero a que no te resistas ante lo que se mueve, ante lo que se va, todo tiene un para qué aunque hoy no alcances a verlo. Sé que pareciera nada sencillo pero la mayor parte del tiempo anhelamos estar bien y para estar bien mucho de lo que hoy nos rodea deberá disolverse y con ello un pedacito de tu viejo yo. Al que le duele es al ego, verás que pasará y el ajuste valdrá la pena, son cambios de piel para alinearnos con nuestro propósito.

 

  1. Observa tu sombra y hazte consciente de tu lado oscuro. Considera que somos luz y sombra, tenemos los dos polos. La envidia, la ira y todo lo que estas emociones densas conllevan es humano, lo más importante es que lo observes, que lo reconozcas y lo transformes. No es el otro, eres tú y lo que sientes. Si sientes algo negativo o incómodo obsérvalo y asúmelo, pues lo que no es asumido no es redimido. Carl Rogers, un gran psicólogo humanista decía: “La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces es que puedo cambiar”.

 

  1. Mucho se habla del hacer y poco del descansar: descansa. El descanso es tan importante como el ejercicio o el comer sano, es una gran oportunidad para que tus células y neuronas se regeneren, para que tu sistema nervioso se relaje y tu cuerpo en general tome fuerzas para lo que sigue. Piensa que a veces hacemos más no haciendo y una manera de evadir tu realidad es hacer, y hacer y hacer. No tienes que hacer tanto para que alguien te quiera (incluido tu jefe), tu valía no radica en tus logros ni el reconocimiento externo, además ni tu paz ni tu salud tienen precio.

 

  1. Regálate 10 respiraciones conscientes al día. Respirar es una manera de habitarte y escuchar lo que necesitas, de calmar tu mente un momento y hacer reseat. Respirar nos da claridad y espacio para tomar decisiones, cambia nuestras ondas cerebrales y nos permite mirar las cosas con ojos frescos. Inténtalo a cualquier hora del día y siente el efecto, verás que es magia pura.

 

Que tu práctica interna sea prioridad para que logres permanecer por más tiempo en estados de contento y gratitud. Siémbrate desde la consciencia y la responsabilidad y seguramente tendrás un gran año.

Con amor

Char

Del ser mujer, maga y tanto y más.


Indígena

Tengo la fortuna de venir de una tribu grande de mujeres, me encanta nuestro cabello negro y fuerte, en mi familia es una herencia muy peculiar: una trenza abundante y brillante tejida con el ADN de un montón de sueños e historias.

Mis mujeres como muchas de las tuyas son mujeres que arrullaron niños y sueños envueltos en un rebozo, mujeres de voz aguardientosa (así imagino a mis bisas y tatas)  que me son evocadas con el aroma a café de olla y el aroma de la masa en el comal de las tortillas hechas a mano o el atole de frutas, mujeres que abrazan, bailan, cantan, lloran, entregan.

Mujeres con  belleza oscura innegable, así somos, y no, no  es que la oscuridad signifique algo escabroso, más bien es ese lugar que nos permite brillar así como la luna llena en medio de la noche. Creo fielmente que las mejores cosas se gestan en la negrura: un bebé, una flor, una fruta y así veo toda esa oscuridad que nos ha tocado atravesar a todas las mujeres  en mi círculo, eso sí, bien agarradas de la mano

En la luna nueva, tuvimos círculo de mujeres en casa y hablamos de nuestros ciclos, de la magia de una falda y lo empoderador que puede resultar usar un vestido y yo reconocía que hace mucho no usaba alguno, en una ciudad tan caótica como esta: la más grande del mundo, yendo de arriba abajo siempre voy en leggins, tenis y mis guantes de boxear en la mochila.

Cuestionaba mis máscaras y hasta qué punto sin querer rezago y guardo mi delicadeza y feminidad, y no es que el ser mujer tenga que ver propiamente con unas enaguas, con saber tejer, zurcir calcetines o con saber cocinar o el gestar una vida en el vientre y me quedé con  la pregunta de ¿qué significa para mi ser mujer?

Me puse un poco existencial así que lo que llegó a la mente fue que ser mujer tiene que ver con nutrir, con contener y cuidar el fuego como arquetípicamente se ha fijado un tanto nuestra función dentro del mito, así como ocurría en la época de las cavernas  en donde el hombre iba a cazar el búfalo y la mujer se quedaba a cuidar el fuego, hoy quizás tú como yo deberás salir por el bufalo y también cuidar el fuego, sé que a veces nos resulta muy cansado pero somos tan poderosas que independientemente de nuestros roles podemos transformar lo que se nos de la gana,  pero lo más importante será que no importando si te toca salir a cazar o no, no permitas que ese fuego del corazón se apague, que no dejes de danzar, de cantar, de nutrirte a ti.

Para mi ser mujer tiene que ver con crear, con esa fuerza Shakti, este aspecto de la devi, la gran diosa de la que habla el hinduismo esa que cuando dejas un bote con agua en medio del patio y al otro día ya hay vida ahí, estamos dotadas de una capacidad creativa peculiar que venía en nuestra cajita de herramientas, mientras Shiva destruye para renovar recordando que todo es impermanencia y cambio Shakti con amor restaura, nutre  y deconstruye sobre lo ya existente.

Ser mujer tiene que ver con ese ser brujil y mágico que todas tenemos dentro, con esta capacidad de sanar con amor desde una gripe hasta un corazón roto. Pienso en esa conexión con los ciclos y la naturaleza, con esa sabiduría que existía y existe aún respecto a las plantas y sus energías y poderes curativos, también tiene que ver con unos pechos, unas caderas y  los cólicos que nos recuerdan en medio de la sangre la maravilla de la fertilidad aunque algunas elijamos ser fértiles desde otro lugar, parir hijos sueños que empoderen a otros a partir de nuestra creatividad, de encarnar hijos en un montón de páginas que cuenten una historia o en un cuadro, eso es parte de lo que significa ser mujer, hay mil y un maneras de ser fértiles y me gusta pensar y recordar que todo es uno, que sin querer desbalanceamos ese anima y animus en nuestra alma por circunstancias de la vida, porque no tuvimos alternativa y nos tocó salir a luchar, a cazar búfalos, a librar batallas solas.

Hoy hay una creencia que se ha arraigado en mi o más bien hay un anhelo profundo: deseo abrazar a la guerrera y renunciar a la idea de la lucha, ¿por qué? Porque prefiero sentirme maga. La mujer maga mueve desde un corazón cada vez más amoroso y despierto y no desde la lucha, el enojo y las heridas.

Aaunque oscilemos  entre esta dicotomía y a veces seamos Kali, Hécate o Cuatlicue (las que dan muerte a lo que debe morir para generar más vida  arrancando corazones y luchando para diluir todo lo que va en contra de nuestra propia natulareza) , también podemos ser Parvati, Durga, Tonantzin o Afrodita (luminosa, amorosa, dulce y sensual).

En nuestro paso por este plano del cuál somos viajeras como dice la socióloga estadounidense Brene Brown:  somos nuestras propias cartógrafas y una cartógrafa segura de si misma y de paso firme no necesariamente se traduce en una viajera rápida, tropezamos y caemos y cambiamos de dirección y aunque intentamos seguir el mapa que hemos dibujado en muchas ocasiones la frustración y la duda se apoderarán de nosotras y habremos de tirar el mapa a la basura.

El viaje desde lo exquisito hasta lo insoportable en todos nuestros ciclos y picos hormonales  quizás no sea fácil pero cada paso vale la pena, en realidad ser mujer no es tan peligroso como inconsciente hemos aprendido,   hemos subido sin querer toDas nuestras barreras que si bien es verdad que probablemente a lo largo de mucho tiempo nos han protegido y resguardado también hay muchas cosas hermosas que no hemos dejado llegar.

Abracemos nuestra feminidad y a las diosas que nos habitan, bajemos nuestras barreras para que llegue todo lo que por derecho es nuestro, sanemos, porque si sanamos no lo hacemos sólo con nosotras sino también honraremos la memoria de los hombres y las mujeres de nuestro árbol reacomodando la energía de nuestro clan y por ende de nuestra vida, y lo mejor es que modelaremos plenitud y gozo a lasque vienen detrás.

No tengamos miedo a que nuestras credenciales puedan quedar en entredicho sólo por mostrarnos vulnerables y mover las caderas al caminar.

Cuida tu fuego, es más conviértete en él para que nada te queme y arde lo suficiente para que nada te apague.

Con amor

Yo bruja